Para perder el tiempo es necesario un proceso largo,
no vasta una pequeña desilusión o un desencanto,
pues es preciso haber padecido largas horas de letargo
ya sea inducidas por uno, o por un espanto.
Perder el tiempo, para un buen perdedor de éste
es todo un pacto con Cronos,
en el que a cambio de remordimiento
recibe del estéril dios un nuevo par de ojos.
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