jueves, 6 de diciembre de 2012

Un día de septiembre

¿Podés creerme que he estado poseído?
¡Sí! Es un ser bien miserable, 
que me asecha y me hace despreciable
cada vez que estoy desprevenido.

Quisiera que fuera un ente más amable,
o que no me encontrara si estoy escondido.
¡Pero no es posible! Estoy perdido,
lo tengo fijado como parte entrañable.

No sé que hacer, me persigue,
no sale de mí, siempre me distingue
entre la gente y la muerte.
Y retumba en mi mente
su himno inclemente
-No puedo irme, pues soy vos, aunque a veces parezca ausente.

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