domingo, 13 de enero de 2013

Divagando

Escribiré sin ningún interés, 
escribiré sin fundamento, sin buena rima
y sin puntuación;
pues esta es la condena,
es el final y es el comienzo 
(pero más el final).

Me recluí en la prisión de
 la brisa fría, de la noche en calma,
de la vida plácida, del silencio de un sinsonte,
del alba clara, y de los buenos días.

Me entregué.
Y ahora hasta digo: ¡Le deseo feliz año!.


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