Ya ha pasado un mes, o eso creo,
un mes tan pesado como todo un año,
en el que no ha habido ni placer ni daño,
pero fui preso de mis recuerdos y su acarreo.
Las imágenes implacables que vienen al caño
de mi memoria esos recuerdos vienen, van, me mareo
y el mareo trae consigo la calma del desespero,
cambio de pelo, de faz, pero no la inestabilidad de antaño.
Y nada y todo es lo mismo, lo mismo que yo
y todo eso y nada cabe en el negro hoyo,
y todo entra y nada sale, de ese mi caos.
Que nunca hallará lugar en el cosmos.
a menos que el destino con sus lirismos,
me abra un espacio en tu espacio.
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