sábado, 9 de marzo de 2013

¡Que vaina! ya no me gusta leer noticias.

¿Por qué será, por qué?
¿Por qué me tienen sin cuidado
el precio del dólar, la bomba esa,
el tipo que se muere o el que ya no reza.

Ya no hallo ni siquiera atractiva 
la primicia más primicia:
el robo de un cuadro impresionista,
la muerte de algún sindicalista;
cualquier hecho me resbala,
casi siempre por ocurrir en patrias lejanas.

Ni las buenas ni las malas,
ninguna noticia me cautiva,
prefiero tirarme en la cama,
dormir, y de no ser capaz
cazar pispirispis, 
o ejemplares de otras especies inextinguibles.

Me aburre hablar del índice "x"
o de la inflación "y",
me aburre el mundo,
pues no estoy en él.
Ese mundo no es el mundo
de nosotros, los perdidos,
los que deambulamos sin definir la dicha.

Me aburren las noticias,
y esto solo podrá cambiar
el día que vos seas primicia.

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