Hace varias décadas,
cuando todos los antioqueños sabían jugar Tute, aborrecían la vagancia y no se morían de gordos sino de cansancio, solía creerse en brujas. Una idea
actualmente absurda, porque en Discovery channel dicen que no existen
y esa gente es muy académica, hasta descubrieron en que parte del
cerebro se almacena la tristeza, pero como que la tristeza no es tan
grave porque no he sabido del primero que se haya hecho cortar el
pedacito ese. En fin, en Antioquia se creía en brujas, se dice que
trenzaban crines de caballos y cosas por el estilo. Cuesta mucho
imaginarse una bruja con una melena enmarañada, pero con la
paciencia para trenzar una yegua; yo creo que no es mentira que
trenzaran la crin de las bestias, lo que si dudo es que tuvieran el
cabello enmarañado.
Ahora que lo pienso
bien, no creo que las brujas de estos lares tuvieran escoba, sombrero
de punta y la expresión de los genes europeos más alejados de lo
que se considera bello. Sería como imaginarse a Kennedy gritando
«!Que viva el partido Liberal¡», con razón ahora no se cree en
brujas, primero se tragan el cuento de Kennedy. Yo creo que en estas
montañas eran diferentes, según he oído no se dedicaban a acabar pueblos, no secuestraban niños
ni vivían en caseríos anárquicos dentro de los montes. Por lo que sé, las imagino
al contrario, efectivas en el quehacer cotidiano, jóvenes porque las
viejas saben que salir de noche es un peligro, las imagino vistiendo
impecable el uniforme de un colegio de monjitas, La presentación o
cualquiera de esos; otras veces las imagino impecables también, pero
con vestido de domingo; sea como sea siempre prestas a hacer las
cosas bien, con la postura exacta para cada ocación.
Recuerdo un
tipo que conocí en la infancia, murió hace años ya, que harto de
soportar a una bruja se hizo cargo de la situación, como no había
Discovery channel le tocó consultar otras fuentes, no tan serias
claro está, pero mejor algo que nada, en todo caso dio con un rito
para deshacerse del asedio de la bruja; no recuerdo exactamente el
procedimiento, pero todo concluyó arrojando un espejo a un río, que
no solo se quebró sino que se alejaron sus trozos en la
corriente. Al menos la lógica me dice que las brujas deben ser muy
bellas, porque si deshacerse de un espejo las aleja no es porque les
moleste verse en él, al contrario quizá se olviden de uno por un
largo tiempo mientras recogen los pedacitos y reconstruyen ese
misterioso artefacto.
Yo
creo que las brujas acá eran diferentes de como eran en Europa, por voz
insoportable debían tener una muy acogedora, puede que tuviesen una
nariz imperfecta porque las perfectas son muy feas, las asumo de
larga cabellera que nadie taparía con un sombrero de punta. No creo volaran en escobas ¿por que tendrían una si oficio no era barrer? Supongo que preferían caminar y si eran hijas de don Fulano, seguro manejaban su
propio carro, como se les dice en Antioquia a los automóviles.
No solo físicamente debieron haber sido diferentes, sino que además sus intereses realmente no tenían relación, en Europa sembraban el caos por orden de cualquier demonio de quinta, acá no le obedecían ni al mismísimo Diablo. Según me parece común en todas las historias su placer no era otro que atormentar algún caballero incauto; si el tipo era conservador ganaban los liberales, si le daba por hacer chicha la bruja aparecía whisky, si quedaba prendado de ella pues se iba a habitar un sitio lejano, si de pronto el pobre lograba olvidarla volvía al pueblo, y así se pasaban la vida, no dejaban dormir, no dejaban trabajar, etc.
Cuentan los viejos que solo había algo que inhibía las facultades de las brujas, una vez al año todos los hombres de Antioquia olvidaban sus penas. Una vez al año un grupo de los más valientes colombianos se reunían para dar una vuelta a la patria montados en aparatos de hierro que funcionaban a pedal, sin certezas, sin complicaciones, sin respeto a los agresivos paisajes daban la vida por llegar. En todas los hogares había un radio, uno solo, que le hablaba al oído al dueño casa contándole las proezas de los ciclistas , y mientras se corría la Vuelta a Colombia y Ramón Hoyos salía campeón no había bruja que diezmara los ánimos de los caballeros.
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