jueves, 4 de febrero de 2016

La derrota del triste arijuna

Allí donde rojo y azul son la misma cosa
y a falta de turpiales el silencio del viento ensordecía;
justamente allí,
allí donde Morfeo usa artefactos colgantes,
que sin duda nos recuerdan al péndulo de Poe;
justamente allí.

Cuando nacieron estrellas,
porque ellas nacen cada vez que alguien las nombra,
acaeció la derrota del triste arijuna.

Allí donde uno duda
si el Edén era el jardín tropical que nos pintan,
donde el miedo a las alturas huele a sal,
y vivir es casi una aventura quijotesca,
justamente allí acaeció la derrota del triste arijuna.

Acaeció la derrota,
pero ¿quién lo manda robar ambrosía del Olimpo?
Se burló de Hefesto,
adoró deidades olímpicas en tierras de otros panteones
y así se consumó la más profunda blasfema,
de forma que acaeció la derrota el triste arijuna.

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